martes, 14 de junio de 2005

  • Eres la esencia del poder, de aquel poder, que solo con su presencia, congela mis manos y hiela mi sangre, aquel que destruye todo el valor que creo tener y me convierte en un animal cobarde que huye del temor que tiene a la vida y a tu belleza.
  • Además de congelarme, destruyes mi pequeña ilusión y aunque el dolor punzante que crea tu tímido rechazo hacia la voluntad suicida de aquella anhelante sombra, se dibuja en mi rostro una gran sonrisa, que demuestra mi valor o mejor, mi masoquismo hacia el dolor que crean los azotes al sentir y al desear.

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